Quizás sin entender plenamente el significado ni las implicaciones, los movimientos progresistas han gravitado en torno a la consigna de la "deuda climática" como un camino hacia el complejo mundo de las negociaciones sobre el clima.
Es fácil entender por qué: la deuda es un concepto simple y en un mundo justo, las deudas deben ser pagadas. Sin embargo, -más que eso- la noción de deuda climática llega al centro de la política en torno al cambio climático. Plantea la cuestión central de la responsabilidad histórica y de quién debe a quién y para qué. Y mediante la redefinición de la "deuda" como un problema sistémico en lugar de un problema financiero, replantea las tradicionales relaciones entre ricos y pobres. Por lo general, son los ricos quienes son los acreedores, exigiendo el pago a los pobres, pero la deuda climática invierte esta relación: ahora son los pobres y los marginados -el Sur Global- quienes reclaman sus deudas, no para beneficio personal, sino para el futuro de la humanidad y la Madre Tierra. En tal sentido, la deuda climática es una idea potente que vincula problemáticas, grupos sociales y estrategias, con el atractivo añadido de usar un lenguaje sencillo como un caballo de Troya para introducir ideas complejas y potencialmente subversivas. Pero si no tenemos una idea clara de lo que "nosotros" entendemos por deuda climática, siempre existe el riesgo de que los principios e ideas que la sustentan sean cooptadas y se diluyan. Tal vez no exista una definición definitiva de la deuda climática, pero como movimientos y activistas por la justicia social, es útil tener una visión común de lo que queremos decir, y lo que estamos pidiendo.
¿Qué es la deuda climática?
El concepto de deuda ecológica ha estado presente durante varios años. Acción Ecológica de Ecuador habla de la deuda ecológica como "la deuda acumulada por los países del Norte industrial hacia los países y pueblos del Sur a causa del saqueo de recursos, los daños ambientales y la ocupación libre del espacio ambiental como depósito de desechos, tales como los gases de efecto invernadero".
En términos contables, la deuda climática es sólo un renglón en el balance mucho mayor de la deuda ecológica, pero puede ser dividida en partes comprensibles y medibles.
Una parte de la deuda climática se refiere a los impactos de la emisión excesiva de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global: fenómenos climáticos extremos y frecuentes, inundaciones, sequías, tormentas, pérdida de tierras cultivables y de la biodiversidad, enfermedades, falta de acceso a la tierra, migración, pobreza y muchos más. En el lenguaje de la ONU, estos impactos humanos muy reales son agrupados y puestos en "cuarentena" como los costos de "adaptación".
Un segundo elemento de la deuda climática es el costo de la reorganización de las sociedades y las economías de tal manera que las emisiones de gases de efecto invernadero sean radicalmente reducidas: es lo que se llama mitigación, y abarca a casi todos los aspectos de la actividad humana desde la agricultura, la energía y el transporte, hasta la forma en que las ciudades se organizan, los patrones de consumo y el comercio mundial. Para el gobierno boliviano es equivalente a una "deuda por desarrollo", que sería compensada al garantizar que todas las personas tengan acceso a servicios básicos y que todos los países sean lo suficientemente industrializados para garantizar su independencia.
Una tercera parte de la deuda es más difícil de calcular: algunos lo llaman la deuda de las emisiones. Se refiere al hecho de que los países ricos han gastado la mayor parte de la capacidad de la atmósfera para absorber gases de efecto invernadero, sin dejar "espacio atmosférico" para el que el Sur pueda "crecer". Dado que existe una correlación muy alta entre el crecimiento económico y las emisiones de gases de efecto invernadero en el contexto tecnológico actual, esto equivale a decir que los países en desarrollo deben limitar su crecimiento económico. La única manera de compensar esta deuda es si los países ricos reducen drásticamente sus propias emisiones.
El gobierno boliviano incluye otros dos elementos en el cálculo de la deuda climática. Además de la adaptación, la mitigación y la deuda de las emisiones, identifica una "deuda de migración", que quedaría compensada por el abandono de prácticas restrictivas de la migración y con el tratamiento de todos los seres humanos con dignidad; y, por último, la deuda con la Madre Tierra.
De acuerdo con el gobierno boliviano, esta deuda es "imposible de compensar por completo, debido a que las atrocidades cometidas por la humanidad han sido demasiado terribles. Sin embargo, la compensación mínima de esta deuda consiste en reconocer el daño causado y la adopción de una Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de la Madre Tierra, para garantizar que los mismos abusos no se repitan nunca más en el futuro. "
Teniendo en cuenta todos estos componentes, la deuda de los ricos a los pobres es inconmensurable.
¿Quién es responsable de la deuda climática?
Esta pregunta está en el centro de las negociaciones de la CMNUCC, pues, detrás del lenguaje técnico, en el fondo se trata de dinero e intereses económicos. Es por eso que EE.UU. impulsó el Acuerdo de Copenhague durante la COP 15; para redefinir quién es responsable y así evitar el pago de sus cuotas.
La situación actual es que los países ricos -y especialmente los que tienen la mayor acumulación de emisiones históricas- simplemente no están dispuestos a pagar su deuda. Después de haber acumulado su riqueza y seguridad sobre las espaldas de los pobres, a través de la destrucción de la naturaleza y la extracción de recursos, los países europeos ricos, EE.UU., Japón, Australia y Canadá se niegan a pagar la factura, tanto en términos de los costes reales de mitigación y adaptación, como también en términos de cambiar su propio consumo despilfarrador. No sólo se niegan a reducir sus propias emisiones –y de esta forma trasladan a los demás la carga de la reducción- sino que también están tratando de echar la culpa a los países en desarrollo como China, Brasil e India, cuyas emisiones actuales están creciendo a un ritmo rápido.
¿La deuda se podrá pagar?
Si bien algunos aspectos de la deuda se pueden contar y calcular -por ejemplo, los costos de las tecnologías limpias, la restauración de los bosques devastados, el recambio a la agricultura sostenible o la construcción de infraestructura apropiada al clima-, la deuda real no puede ser calculada. Es mucho más que una cifra o dinero; la deuda climática simboliza más de 500 años de relaciones desiguales entre el Norte y el Sur, entre ricos y pobres, entre explotadores y explotados.
La deuda climática es también una medida de la total locura del capitalismo -ya sea como mercado libre o estatal- como modelo para la gestión de la sociedad humana y los ecosistemas de la Tierra. En última instancia, la única manera de que la deuda se podría pagar es asegurando que las relaciones históricas de desigualdad sean rotas de una vez por todas y que no se acumulen "nuevas" deudas. Esto requiere de un cambio de sistema, tanto en el Norte como en el Sur. Por eso la deuda climática es una idea tan subversiva. (Traducción ALAI).
- Nicola Bullard es integrante de Focus on the Global South -con sede en Bangkok, Tailandia-. http://www.focusweb.org
Publicado en América Latina en Movimiento Nº 454, abril de 2010, “Por un nuevo amanecer para la Madre Tierra”, coedición ALAI – Fundación Solón.
http://alainet.org/active/37495
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viernes, 30 de abril de 2010
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La deuda climática como una estrategia política subversiva |
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Brasil desafía el Plan Colombia |
La escalada militar protagonizada en los dos últimos años por el Pentágono y el Comando Sur en la región sudamericana, con su despliegue de bases en Colombia y Panamá, y la ocupación de Haití luego del terremoto de enero, está siendo resistida y enfrentada por Brasil, según se desprende de los recientes movimientos de tropas que suponen una completa redistribución de fuerzas. La reorganización de la defensa y el considerable aumento del presupuesto militar muestran que tanto las fuerzas armadas como el gobierno de Brasil hacen una lectura correcta de la transición hegemónica en curso en la región, que no puede sino incrementar la tensión y la inestabilidad, sin descartar conflictos armados.El ejército brasileño, según informa el diario gaúcho Zero Hora (18 de abril de 2010), está en plena ebullición ya que está en marcha “la mayor modificación en el tablero de tropas realizada desde que los militares asumieron el poder en Brasil en 1964”. Pero ahora los motivos no son ideológicos sino geopolíticos. Varias brigadas de infantería están en proceso de traslado desde el Litoral hacia la región central de Planalto con el objetivo de defender la Amazonia. En esa región serán creados 28 nuevos puestos de frontera que se suman a los 21 actualmente existentes. El ejército sumará 59 mil nuevos efectivos a los 210 mil con que ahora cuenta. Pero ese incremento estará focalizado siempre en la región amazónica, cuya defensa es el nudo estratégico para Brasil.
Los efectivos del ejército en la Amazonia se duplican: de los 25 mil que tiene en este momento llegará a 49 mil en pocos años, de modo que casi el 40% de los nuevos reclutas estarán destinados a esa región. En el Planalto se instalará además una base de la fuerza aérea para la operación de aviones de transporte Hércules. Pero el aspecto principal incluye cambios en el aspecto operativo de las brigadas, que se convierten en módulos de combate independientes con unos 3 mil efectivos cada una.
Estos cambios vienen anunciados en la Estrategia Nacional de Defensa aprobada en diciembre de 2008 por el presidente Lula, que define acciones de corto, mediano y largo plazo, un período que abarca hasta 2030, para “modernizar la estructura nacional de defensa” reorganizando las fuerzas armadas, reestructurando la industria brasileña de material de defensa y la composición de los efectivos de las fuerzas armadas. Además asegura que en la defensa inciden tres factores decisivos: la cibernética, el espacial y el nuclear. La mayor novedad es que hasta ahora el ejército miraba hacia el sur porque siempre se pensó en un posible conflicto con Argentina, herencia del período colonial. Ahora se propone posicionarlo en el centro, porque las amenazas reales por tierra vienen del Norte y la región andina.
La estrategia militar que aplica el Pentágono para contener a Brasil consiste en rodear el inmenso país con bases militares (existentes ahora en Panamá, Colombia, Perú y Paraguay) y generar conflictos e inestabilidad en sus fronteras. Es ése el objetivo estratégico del Plan Colombia y del nuevo despliegue de bases militares en la región. Si Estados Unidos consigue “derramar” el conflicto colombiano hacia la Amazonia brasileña, como lo está haciendo hacia Venezuela, habrá instalado una situación de incontrolable inestabilidad en Brasil, que sería un lastre para su despegue como potencia regional capaz de sustituir a la potencia hegemónica en decadencia.
Defender la Amazonia supone combatir. En este sentido la Estrategia Nacional de Defensa muestra autonomía respecto al pensamiento militar estadounidense. “Para disuadir es necesario estar preparado para combatir. La tecnología, por más avanzada que sea, jamás será alternativa al combate. Será siempre un instrumento de combate”. Mientras el Pentágono apuesta a la tecnología como forma de ganar guerras, Brasil hace centro en el combate sobre el terreno. Hay más cambios: la fuerza aérea que ahora está concentrada en Sao Paulo y la marina en Rio de Janeiro, deben atender al Atlántico Sur donde están las nuevas y enormes reservas de petróleo que convierten a Brasil en la séptima potencia petrolera del mundo. La marina, además, cuidará la desembocadura del Amazonas y las cuencas de ese río y del Paraguay-Paraná.
Desde 2004 el presupuesto militar de Brasil se incrementó en 45%, sin contar las recientes compras de submarinos, helicópteros y 36 cazas de última generación, ni la base de submarinos que se comenzó a construir cerca de Río, según informa O Estado de Sao Paulo (25 de abril de 2010). Días atrás el ministro de Defensa Nelson Jobim entregó a la fuerza aérea doce helicópteros de ataque comprados a Rusia destinados a la base aérea de Porto Velho, en Rondonia, estado amazónico fronterizo con Bolivia. Son los primeros helicópteros de ataque que posee el país y la primera compra militar a Rusia. En pocos días, cuando se anuncie el acuerdo con Francia para construir los 36 cazas Rafale, casi todos en Brasil, se habrá completado un profundo viraje hacia la creación de un complejo militar-industrial autónomo, el primero con que contará un país del Sur.
“La época en que las potencias dominantes disfrutaban de `esferas de influencia exclusivas´ en todo el mundo es cosa del pasado”, puede leerse en la edición de Diario del Pueblo (28 de abril de 2010) dedicada a explicar el crecimiento de la marina de guerra china y su despliegue en el Pacífico occidental. El diario gubernamental agrega que la relación de fuerzas en el Pacífico está cambiando, que las fuerzas navales de Estados Unidos están reforzando su presencia en esa región por lo que el ascenso militar chino es “un requisito estratégico para toda gran potencia, que debe defender sus intereses según se lo permitan sus capacidades”. En Sudamérica sucede algo similar: una gran potencia se está preparando para sustituir, también en el plano militar, al decadente imperio estadounidense.
- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.
http://alainet.org/active/37749
martes, 13 de abril de 2010
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porque esta temblando tanto la tierra? |
Los terremotos y las condiciones meteorológicas extremas son parte de la regulación del sistema interno de la tierra. Aunque pueda parecer que están habiendo más terremotos, como de magnitud 7.0 o mayor se han mantenido relativamente constantes a lo largo de este siglo y, según nuestros registros, han parecido aumentar en los últimos años.
Una explicación parcial puede encontrarse en el hecho de que en los últimos veinte años, hemos tenido definitivamente un aumento en el número de sismos que hemos podido localizar cada año. Esto es debido al enorme aumento en el número de estaciones sismográficas en el mundo y las muchas mejoras en las comunicaciones mundiales.
En 1931, había cerca de 350 estaciones que operaban en el mundo, hoy en día, hay más de 4.000 estaciones y los datos ahora viene con una rapidez asombrosa desde estas estaciones, por télex, la computadora y el satélite. Este aumento en el número de estaciones y la recepción más oportuna de los datos nos ha permitido y en otros centros sismológicos localizar muchos terremotos pequeños que no eran detectados en años anteriores, y somos capaces de localizar terremotos con mayor rapidez.
El NEIC sitúa ahora cerca de 12.000 a 14.000 terremotos cada año, o aproximadamente 50 por día. También, debido a las mejoras en las comunicaciones y el creciente interés en los desastres naturales, el público aprende más acerca de los terremotos. De acuerdo con registros de larga data (desde alrededor de 1900), esperamos que alrededor de 18 terremotos importantes ocurran (7,0 - 7,9) y un gran terremoto (8,0 o superior) en un año determinado. No obstante, echemos un vistazo a lo que ha sucedido en los últimos 32 años, de 1969 a 2001. Nuestros registros indican que de 1992, y 1995-1997 fueron los únicos años que han alcanzado o superado el promedio de registros de los grandes terremotos desde 1971. En 1970 y en 1971 teníamos 20 y 19 de los grandes terremotos, respectivamente, pero en otros años el total era en muchos casos, muy por debajo del 18 por año, lo que podemos esperar sobre la base de la media que han sido registrados en el pasado.
Un incremento temporal en la actividad sísmica no significa que un gran terremoto va a suceder. Del mismo modo, la quietud, o la falta de la sismicidad, no significa que un gran terremoto vaya a ocurrir.
http://vida-alterna.blogspot.com/2010/03/por-que-esta-temblando-tanto-la-tierra.html
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SALUD-ZAMBIA Lluvias amainan, irrumpe el cólera |
Por Lloyd Himaambo
Las inundaciones de este año fueron las peores en varias décadas. / Crédito:Nebert Mulenga/IPS
Las inundaciones de este año fueron las peores en varias décadas.
Crédito: Nebert Mulenga/IPS
LUSAKA, 12 abr (IPS) - Cuando la temporada de lluvias e inundaciones cede en Zambia, un fuerte brote de cólera azota a la capital.
La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) emitió un comunicado el 9 de este mes sobre la propagación de la enfermedad.
"En las últimas cinco semanas, el número de casos de cólera ha crecido drásticamente, a más de 4.500, y más de 120 personas han perdido la vida", informó Luke Arend, jefe de la misión de MSF en Zambia.
"La semana pasada sufrimos un pico en el brote, con un total de 1.054 casos. Es por lejos el número más alto registrado en la última década", añadió.
La respuesta inicial del gobierno a la epidemia fue negarla. Incluso cuando los medios informaron sobre una creciente tasa de muertes por la enfermedad en febrero, el Ministerio de Salud insistía en que no existía un brote.
Unos 17 distritos en todo el país han sido afectados, pero Lusaka más gravemente. La mayoría de los más de tres millones de habitantes de la capital viven en 38 asentamientos informales.
Estos tugurios sufren brotes de cólera cada año cuando las lluvias torrenciales contaminan los pozos con aguas servidas. Grandes áreas de la capital no cuentan con servicios municipales básicos.
Incluso en áreas donde la municipalidad está presente, el sistema de drenaje se obstruye, lo que permite que se produzcan inundaciones incluso con una lluvia ligera. Los lugares donde hay mercados están siempre sucios, con montañas de basura. Los baños públicos son pocos, están lejos unos de otros y se encuentran en estado deplorable.
Las últimas inundaciones, las peores en varios años, tuvieron un severo impacto a pesar de una gran inversión realizada por el gobierno en la reparación del sistema de desagüe. Las lluvias hicieron que miles de personas de la capital fueran desplazadas.
La Sociedad de la Cruz Roja de Zambia reconoció que la situación era grave. El director de la organización, Charles Mushitu, dijo que debieron instalar más tiendas de campaña fuera de la capital para los desplazados.
El campamento es administrado en forma conjunta por la Cruz Roja y la gubernamental Unidad para Migraciones y Manejo de Desastres, que proveen servicios básicos como cloro para purificar el agua y comidas en base a maíz.
Las autoridades de la capital zambiana solicitaron a aquellos que recibieron refugio temporal que regresen a sus hogares, aun cuando en muchos casos las viviendas han colapsado y los barrios se encuentran destruidos.
Esther Lungu está preocupada por la idea de volver a su barrio de Misisi. Ella fue una de las personas reubicadas por la Cruz Roja luego de que una represa fuera superada por el agua y el complejo habitacional donde vivían quedara sumergido.
A ella y a sus cuatro hijos se les dio lugar en una tienda de campaña, donde ahora dicen sentirse relativamente cómodos.
"No sé qué pasará cuando nos digan que debemos abandonar este lugar", dijo Lungu, quien no está casada y no tiene empleo formal. Antes del desastre, vendía verduras en el mercado para sostener a su familia.
Pero ahora está inquieta, pues no sabe si la pequeña vivienda que alquilaba todavía sigue en pie. Tampoco está segura si será capaz que recuperar el lugar que tenía en el mercado.
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=95113
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Teorías en la web Guerra climática: ¿Fue manipulado científicamente el terremoto de Haití? |
La guerra climática, la guerra biológica o la guerra química, son parte indivisible de la guerra militar para controlar países y poblaciones. Todas a su vez, se sintetizan en la guerra psicológica para controlar y dominar la mente humana con fines del control social sin el uso de las armas (Guerra de Cuarta Generación). Su existencia operativa y sus estrategias de aplicación (exterminios masivos de personas con fines económicos y políticos) tienen origen en los laboratorios militares de las potencias centrales.
Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com
Por la red está circulando una teoría inquietante: El terremoto de Haití habría sido manipulado científicamente por un programa desarrollado por la Fuerza Aérea de EEUU, o sea el Pentágono.
A simple vista suena como una "teoría conspirativa", pero ateniéndonos a las investigaciones y verificaciones que existen sobre experimentos militares (sobre todo de EEUU y de algunas potencias centrales) con armas, químicas y biológicas orientadas al exterminio masivo de seres humanos, la versión no parece tan descabellada.
El proyecto HAARP (del inglés High Frequency Active Auroral Research Program, Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia) es una investigación financiada por la Fuerza Aérea de los EEUU, la Marina y la Universidad de Alaska para "entender, simular y controlar los procesos ionosféricos que podrían cambiar el funcionamiento de las comunicaciones y sistemas de vigilancia".
El Haarp (considerado, entre otras funciones, como una "máquina de crear terremotos"), es un calentador de la ionosfera, y actúa sobre ella como la antena más poderosa que jamás haya existido.
A pocas horas de la catástrofe, la agencia EFE divulgó un informe elaborado por la Flota Rusa del Norte señalando que el sismo que ha devastado a Haití fue el "claro resultado" de una prueba de la Marina de EEUUU por medio de una de sus "armas de terremotos".
De acuerdo con el documento de la Armada Rusa (una potencia que cuenta con una versión del programa Haarp) a finales de la década de 1970, los EEUU han "avanzado enormemente" el estado de sus armas de terremotos y, según estos informes, ahora emplea dispositivos que usan una tecnología de Pulso, Plasma y Sónico Electromagnético Tesla junto con “bombas de ondas de choque”.
El reporte concluye que es “más que probable” que la Marina norteamericana haya tenido “conocimiento total” del catastrófico daño que esta prueba de terremoto podría tener potencialmente sobre Haití y que había pre-posicionado a su Comandante Delegado del Comando del Sur, el General P.K. Keen, en la isla para supervisar las labores de ayuda si fuesen necesarias.
El programa Haaarp se inició en 1993 para una serie de experimentos durante veinte años, y tiene un gran número de instrumentos de diagnóstico que se usan para mejorar el conocimiento científico de la dinámica ionosférica.
Actúa con el recientemente descubierto electro chorro, el cual se forma en los polos norte y sur del planeta, y se aprecia su efecto atmosférico con el fenómeno conocido como aurora boreal.
Teóricamente, HAARP podría modificar el clima del planeta, desviar los jetstream o corrientes a chorro de la alta atmósfera hacia donde se tenga interés, trabaja con ondas de alta y baja frecuencia, y es considerado por algunos expertos como un peligro para la existencia de la humanidad, debido al uso potencial como arma de "guerra climatológica".
Se trata -dicen los que lo estudian- de un nuevo tipo de arma, capaz de intensificar tormentas, prolongar sequías, incluso crear terremotos sobre territorio de un supuesto enemigo, sin que nadie advierta el peligro.
Los HAARP potencialmente tendrían también la capacidad, de desintegrar objetos, generar combustiones espontáneas e inducidas, e incluso cambiar patrones cerebrales, inducir conductas y producir enfermedades biológicas. Investigaciones sobre el proyecto HAARP han surgido desde universidades estadounidenses y centros europeos
Con sus cientos de millones de vatios de potencia es considerado como un verdadero "calefactor" de la alta atmósfera, que puede actuar provocando una tremenda ionización que puede acarrear consecuencias imprevisibles, y que gracias a su efecto "espejo" podría dirigir sus efectos hacia cualquier zona del planeta.
En su resolución del 28 de enero de 1999 sobre medio ambiente, seguridad y política exterior (A4-0005/1999), el Parlamento Europeo señalaba que el programa HAARP manipulaba el medio ambiente con fines militares y solicitaba que HAARP, fuese objeto de una evaluación por parte de STOA (organismo encargado de mensurar opciones científicas y tecnológicas) en lo que se refería a sus repercusiones sobre el medio ambiente local y mundial y sobre la salud pública en general.
En esa misma resolución, el Parlamento Europeo, pedía que se celebrara un convenio internacional para la prohibición mundial de cualquier tipo de desarrollo y despliegue de armas que pudiesen permitir cualquier forma de manipulación de seres humanos.
Las guerras ocultas
¿Fue manipulado científicamente el terremoto de Haití?
A simple vista suena como una "teoría conspirativa", pero ateniéndonos a las investigaciones y verificaciones que existen sobre experimentos militares (sobre todo de EEUU y algunas potencias centrales) con armas, químicas y biológicas orientadas al exterminio masivos de seres humanos, la versión no parece tan descabellada.
Que el Pentágono investigue y desarrolle un sistema que puede generar violentos e inesperados cambios en el clima, incluido un terremoto como el de Haití o un tsunami como el de Asia, más que un asunto conspirativo podría ser parte de una realidad estudiada y expresada en diversos informes de especialistas "silenciados" por la prensa oficial.
Hay un cúmulo de trabajos investigativos (esparcidos en la red y silenciados por la prensa del sistema) que demuestran, por ejemplo, que los virus patógenos y las pandemias son inicialmente estudiados para su utilización en posibles operaciones de exterminio en masa, con la finalidad de controlar y manipular socialmente determinadas poblaciones.
Bajo el argumento de "prevenir ataques enemigos" con armas químicas o biológicas, el Pentágono ha diseñado -desde el siglo pasado hasta aquí- diferentes programas de investigación y experimentación con virus inyectados primero en organismos animales, y luego lanzados contra organismos humanos.
El investigador y profesor canadiense Michel Chossudovsky, en su artículo titulado "Guerra climática: Atención a los experimentos militares de EEUU", publicado en el sitio web The Ecologist, señala que “El Haarp es un arma de destrucción masiva, capaz de desestabilizar los sistemas agrícolas y ecológicos en todo el globo”.
Afirma que EEUU ha desarrollado experimentos similares desde 1940, y que durante la guerra de Vietnam se hicieron prácticas de bombardeo de nubes, con el fin de prolongar la estación del monzón (temporada de lluvias) y bloquear las rutas de suministro de sus enemigos a lo largo del corredor Ho Chi Minh.
De acuerdo con el investigador, “La tecnología, que está siendo perfeccionada bajo el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (Haarp), “Apunta a lo impensable: la manipulación encubierta de modelos climáticos, comunicaciones y sistemas de energía eléctrica como un arma de la guerra global, capacitando a EEUU para desestabilizar y dominar regiones enteras”.
Según Chossudovsky, “La manipulación climática es el arma preventiva por excelencia. Puede ser dirigida contra países enemigos o ‘naciones amigas’ sin su conocimiento, utilizada para desestabilizar economías, ecosistemas y agricultura. También puede provocar el caos en los mercados financieros y de materias primas. La alteración en la agricultura causa una mayor dependencia de la ayuda alimentaria y de productos de granos importados de EEUU y de otros países occidentales”.
Las teoría de Chossudovsky sobre la guerra climática, tiene un correlativo en las armas químicas o biológicas de exterminio masivo utilizadas en diferentes programas de investigación y experimentación, entre las cuales sobresalen los virus inyectados primero en organismos animales, y luego lanzados contra organismos humanos.
Con la aparición cíclica de pandemias detonadas por la inseminación de virus patógenos en poblaciones civiles, se genera una campaña simultánea de "terror mediático" (con pánico e incertidumbre social) ejecutada por las grandes cadenas informativas internacionales, la que activa a su vez una demanda comercial masiva de recursos y medicamentos para enfrentar la emergencia sanitaria, que moviliza paralelamente un multimillonario negocio capitalista a escala global.
Cabe recordar que a la feroz manipulación mediática global con el "terror pandémico" de la reciente fiebre porcina ( o Gripe A), se agregan cada vez más, preguntas e hipótesis sobre el origen y posible utilización económica o política del virus patógeno, que van desde la lógica y el sentido común hasta teorías conspirativas de la más variada especie y procedencia.
En este caso, se ha hablado, incluso, de distintas operaciones de "aprovechamiento" político y militar del virus, cuyos objetivos van desde una "cortina de humo" para distraer la atención de la actual crisis global, hasta una estrategia para crear un "11-S biológico" que justificara nuevas invasiones y "guerras antiterroristas", un plan capitalista "malthusiano" para reducir la población pobre "sobrante", o una maniobra comercial de los grandes laboratorios para generar demanda masiva de medicamentos y vacunas preventivas.
Una crisis pandémica, una crisis económica, una catástrofe natural o una guerra movilizan multimillonarios recursos financieros para enfrentarla.
Y como vivimos dentro de un sistema capitalista centralizado por potencias hegemónicas (EEUU y las naciones centrales de Europa), los programas de exterminio en masa con epidemias salen originalmente de los laboratorios militares del Pentágono y de los sectores de biodefensa europeos, principalmente Gran Bretaña.
En ese escenario, la guerra climática, la guerra biológica o la guerra química , son parte indivisible de la guerra militar para conquistar países y poblaciones. Todas a su vez, se sintetizan en la guerra psicológica para manipular la mente humana con fines del control político y social sin el uso de las armas (Guerra de Cuarta Generación).
La guerra biológica por medio de agentes genéticos orientados al exterminio masivo de poblaciones es un soporte activo de la guerra militar y de la guerra psicológica. Cuando está al servicio de la guerra psicológica, la guerra biológica se convierte en bioterrorismo, y cuando sirve a la guerra militar se convierte en operación de exterminio con uso de agentes biológicos.
Como primer objetivo central, las "guerras silenciosas" de exterminio poblacional por medio de agentes biológicos o químicos se originan dentro de los planes y estrategias del Pentágono para preservar la seguridad de EEUU, la potencia regente y dominante del sistema capitalista a escala global.
Como segundo objetivo central, todo lo que se destruye hay que "reconstruir", y todo lo que enferma hay que "curar", es la máxima que sigue siempre el sistema capitalista para arrancar rentabilidad tanto de las crisis económicas, como de las catástrofes, las epidemias y las guerras.
"Si no hay guerra hay que inventarla para hacer negocios", es la máxima histórica de Rothschild, líder emblemático del sionismo financiero internacional.
En este escenario ¿Puede sorprender la posibilidad de que el terremoto de Haíti haya salido de los laboratorios militares de Pentágono?
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias
Por la red está circulando una teoría inquietante: El terremoto de Haití habría sido manipulado científicamente por un programa desarrollado por la Fuerza Aérea de EEUU, o sea el Pentágono.
A simple vista suena como una "teoría conspirativa", pero ateniéndonos a las investigaciones y verificaciones que existen sobre experimentos militares (sobre todo de EEUU y de algunas potencias centrales) con armas, químicas y biológicas orientadas al exterminio masivo de seres humanos, la versión no parece tan descabellada.
El proyecto HAARP (del inglés High Frequency Active Auroral Research Program, Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia) es una investigación financiada por la Fuerza Aérea de los EEUU, la Marina y la Universidad de Alaska para "entender, simular y controlar los procesos ionosféricos que podrían cambiar el funcionamiento de las comunicaciones y sistemas de vigilancia".
El Haarp (considerado, entre otras funciones, como una "máquina de crear terremotos"), es un calentador de la ionosfera, y actúa sobre ella como la antena más poderosa que jamás haya existido.
A pocas horas de la catástrofe, la agencia EFE divulgó un informe elaborado por la Flota Rusa del Norte señalando que el sismo que ha devastado a Haití fue el "claro resultado" de una prueba de la Marina de EEUUU por medio de una de sus "armas de terremotos".
De acuerdo con el documento de la Armada Rusa (una potencia que cuenta con una versión del programa Haarp) a finales de la década de 1970, los EEUU han "avanzado enormemente" el estado de sus armas de terremotos y, según estos informes, ahora emplea dispositivos que usan una tecnología de Pulso, Plasma y Sónico Electromagnético Tesla junto con “bombas de ondas de choque”.
El reporte concluye que es “más que probable” que la Marina norteamericana haya tenido “conocimiento total” del catastrófico daño que esta prueba de terremoto podría tener potencialmente sobre Haití y que había pre-posicionado a su Comandante Delegado del Comando del Sur, el General P.K. Keen, en la isla para supervisar las labores de ayuda si fuesen necesarias.
El programa Haaarp se inició en 1993 para una serie de experimentos durante veinte años, y tiene un gran número de instrumentos de diagnóstico que se usan para mejorar el conocimiento científico de la dinámica ionosférica.
Actúa con el recientemente descubierto electro chorro, el cual se forma en los polos norte y sur del planeta, y se aprecia su efecto atmosférico con el fenómeno conocido como aurora boreal.
Teóricamente, HAARP podría modificar el clima del planeta, desviar los jetstream o corrientes a chorro de la alta atmósfera hacia donde se tenga interés, trabaja con ondas de alta y baja frecuencia, y es considerado por algunos expertos como un peligro para la existencia de la humanidad, debido al uso potencial como arma de "guerra climatológica".
Se trata -dicen los que lo estudian- de un nuevo tipo de arma, capaz de intensificar tormentas, prolongar sequías, incluso crear terremotos sobre territorio de un supuesto enemigo, sin que nadie advierta el peligro.
Los HAARP potencialmente tendrían también la capacidad, de desintegrar objetos, generar combustiones espontáneas e inducidas, e incluso cambiar patrones cerebrales, inducir conductas y producir enfermedades biológicas. Investigaciones sobre el proyecto HAARP han surgido desde universidades estadounidenses y centros europeos
Con sus cientos de millones de vatios de potencia es considerado como un verdadero "calefactor" de la alta atmósfera, que puede actuar provocando una tremenda ionización que puede acarrear consecuencias imprevisibles, y que gracias a su efecto "espejo" podría dirigir sus efectos hacia cualquier zona del planeta.
En su resolución del 28 de enero de 1999 sobre medio ambiente, seguridad y política exterior (A4-0005/1999), el Parlamento Europeo señalaba que el programa HAARP manipulaba el medio ambiente con fines militares y solicitaba que HAARP, fuese objeto de una evaluación por parte de STOA (organismo encargado de mensurar opciones científicas y tecnológicas) en lo que se refería a sus repercusiones sobre el medio ambiente local y mundial y sobre la salud pública en general.
En esa misma resolución, el Parlamento Europeo, pedía que se celebrara un convenio internacional para la prohibición mundial de cualquier tipo de desarrollo y despliegue de armas que pudiesen permitir cualquier forma de manipulación de seres humanos.
Las guerras ocultas
¿Fue manipulado científicamente el terremoto de Haití?
A simple vista suena como una "teoría conspirativa", pero ateniéndonos a las investigaciones y verificaciones que existen sobre experimentos militares (sobre todo de EEUU y algunas potencias centrales) con armas, químicas y biológicas orientadas al exterminio masivos de seres humanos, la versión no parece tan descabellada.
Que el Pentágono investigue y desarrolle un sistema que puede generar violentos e inesperados cambios en el clima, incluido un terremoto como el de Haití o un tsunami como el de Asia, más que un asunto conspirativo podría ser parte de una realidad estudiada y expresada en diversos informes de especialistas "silenciados" por la prensa oficial.
Hay un cúmulo de trabajos investigativos (esparcidos en la red y silenciados por la prensa del sistema) que demuestran, por ejemplo, que los virus patógenos y las pandemias son inicialmente estudiados para su utilización en posibles operaciones de exterminio en masa, con la finalidad de controlar y manipular socialmente determinadas poblaciones.
Bajo el argumento de "prevenir ataques enemigos" con armas químicas o biológicas, el Pentágono ha diseñado -desde el siglo pasado hasta aquí- diferentes programas de investigación y experimentación con virus inyectados primero en organismos animales, y luego lanzados contra organismos humanos.
El investigador y profesor canadiense Michel Chossudovsky, en su artículo titulado "Guerra climática: Atención a los experimentos militares de EEUU", publicado en el sitio web The Ecologist, señala que “El Haarp es un arma de destrucción masiva, capaz de desestabilizar los sistemas agrícolas y ecológicos en todo el globo”.
Afirma que EEUU ha desarrollado experimentos similares desde 1940, y que durante la guerra de Vietnam se hicieron prácticas de bombardeo de nubes, con el fin de prolongar la estación del monzón (temporada de lluvias) y bloquear las rutas de suministro de sus enemigos a lo largo del corredor Ho Chi Minh.
De acuerdo con el investigador, “La tecnología, que está siendo perfeccionada bajo el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (Haarp), “Apunta a lo impensable: la manipulación encubierta de modelos climáticos, comunicaciones y sistemas de energía eléctrica como un arma de la guerra global, capacitando a EEUU para desestabilizar y dominar regiones enteras”.
Según Chossudovsky, “La manipulación climática es el arma preventiva por excelencia. Puede ser dirigida contra países enemigos o ‘naciones amigas’ sin su conocimiento, utilizada para desestabilizar economías, ecosistemas y agricultura. También puede provocar el caos en los mercados financieros y de materias primas. La alteración en la agricultura causa una mayor dependencia de la ayuda alimentaria y de productos de granos importados de EEUU y de otros países occidentales”.
Las teoría de Chossudovsky sobre la guerra climática, tiene un correlativo en las armas químicas o biológicas de exterminio masivo utilizadas en diferentes programas de investigación y experimentación, entre las cuales sobresalen los virus inyectados primero en organismos animales, y luego lanzados contra organismos humanos.
Con la aparición cíclica de pandemias detonadas por la inseminación de virus patógenos en poblaciones civiles, se genera una campaña simultánea de "terror mediático" (con pánico e incertidumbre social) ejecutada por las grandes cadenas informativas internacionales, la que activa a su vez una demanda comercial masiva de recursos y medicamentos para enfrentar la emergencia sanitaria, que moviliza paralelamente un multimillonario negocio capitalista a escala global.
Cabe recordar que a la feroz manipulación mediática global con el "terror pandémico" de la reciente fiebre porcina ( o Gripe A), se agregan cada vez más, preguntas e hipótesis sobre el origen y posible utilización económica o política del virus patógeno, que van desde la lógica y el sentido común hasta teorías conspirativas de la más variada especie y procedencia.
En este caso, se ha hablado, incluso, de distintas operaciones de "aprovechamiento" político y militar del virus, cuyos objetivos van desde una "cortina de humo" para distraer la atención de la actual crisis global, hasta una estrategia para crear un "11-S biológico" que justificara nuevas invasiones y "guerras antiterroristas", un plan capitalista "malthusiano" para reducir la población pobre "sobrante", o una maniobra comercial de los grandes laboratorios para generar demanda masiva de medicamentos y vacunas preventivas.
Una crisis pandémica, una crisis económica, una catástrofe natural o una guerra movilizan multimillonarios recursos financieros para enfrentarla.
Y como vivimos dentro de un sistema capitalista centralizado por potencias hegemónicas (EEUU y las naciones centrales de Europa), los programas de exterminio en masa con epidemias salen originalmente de los laboratorios militares del Pentágono y de los sectores de biodefensa europeos, principalmente Gran Bretaña.
En ese escenario, la guerra climática, la guerra biológica o la guerra química , son parte indivisible de la guerra militar para conquistar países y poblaciones. Todas a su vez, se sintetizan en la guerra psicológica para manipular la mente humana con fines del control político y social sin el uso de las armas (Guerra de Cuarta Generación).
La guerra biológica por medio de agentes genéticos orientados al exterminio masivo de poblaciones es un soporte activo de la guerra militar y de la guerra psicológica. Cuando está al servicio de la guerra psicológica, la guerra biológica se convierte en bioterrorismo, y cuando sirve a la guerra militar se convierte en operación de exterminio con uso de agentes biológicos.
Como primer objetivo central, las "guerras silenciosas" de exterminio poblacional por medio de agentes biológicos o químicos se originan dentro de los planes y estrategias del Pentágono para preservar la seguridad de EEUU, la potencia regente y dominante del sistema capitalista a escala global.
Como segundo objetivo central, todo lo que se destruye hay que "reconstruir", y todo lo que enferma hay que "curar", es la máxima que sigue siempre el sistema capitalista para arrancar rentabilidad tanto de las crisis económicas, como de las catástrofes, las epidemias y las guerras.
"Si no hay guerra hay que inventarla para hacer negocios", es la máxima histórica de Rothschild, líder emblemático del sionismo financiero internacional.
En este escenario ¿Puede sorprender la posibilidad de que el terremoto de Haíti haya salido de los laboratorios militares de Pentágono?
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias
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Las temperaturas en España podrían aumentar hasta 6ºC en verano a finales de siglo |
Entre el año 2071 y 2100 las temperaturas máximas se incrementarán más que las mínimas y habrá mayor aridez en toda la zona peninsular. Ésta es una de las conclusiones del Informe Clima en España: pasado, presente y futuro elaborado por la Red Temática CLIVAR-España y presentado hoy en el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM).
Informe de la Red Temática CLIVAR-España
La tasa de calentamiento en la Península Ibérica ha sido un 50% superior a la media continental del Hemisferio Norte. Pero “es todo el continente europeo el que se está calentando a un ritmo superior”, ha asegurado durante la presentación del informe Ileana Bladé, una de las autoras e investigadora en el departamento de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Barcelona (UB).
Aunque el aumento de las temperaturas en España durante las últimas décadas es “indudable”, es a partir de la década de los ’90 que ha sido mayor. “La década de 2000 a 2009 podría haber sido la más seca desde 1950”, ha señalado Marcos García, otro autor y jefe de división de Dinámica Costera y Portuarias del Organismo de Puertos del Estado.
Las tendencias de temperatura de 1901 a 2005 demuestran que han aumentado 0,13ºC por década (cerca de 1ºC por siglo), mientras que de 1973 a 2005, el aumento ha sido de 0,48ºC por década, a pesar de “periodos de enfriamiento muy intenso”. Aunque las temperaturas aumenten hasta 6ºC en verano para el periodo 2071-2100 (de 2 a 3ºC en invierno), “seguiremos teniendo puntualmente inviernos fríos”, ha resaltado Blané.
A esto se añaden las proyecciones para 2071 de mayor aridez en toda la Península Ibérica. La región de Almería, ya considera una zona semiárida, será a finales de siglo árida. “Las zonas que son ahora semiáridas pasarán a áridas, y las subtropicales secas a semiáridas”, apunta García.
Reducción de precipitaciones
A lo largo del siglo XXI, los modelos pronostican reducciones “muy importantes” de las precipitaciones mediterráneas. “De 1960 a 2009, las precipitaciones han disminuido en casi toda la Península Ibérica y en toda la fachada mediterránea”, ha declarado la investigadora de la UB, a pesar de haber tenido dos décadas húmedas (’60 y ’70) y tres secas (’80, ’90 y la del 2000).
No obstante, “como no hay datos fiables con anterioridad, es imposible decidir si estamos asistiendo a una tendencia pronunciada de la precipitación, o se trata de una variabilidad natural a escala interdecadal”, ha sostenido Blané. El invierno 2009-2010 ha registrado por ejemplo una precipitación record desde 1960: en muchas regiones ha llovido el doble de lo normal.
El informe de CLIVAR-España (Variabilidad y Predicción del Clima, en sus siglas en inglés), una red de más de 50 científicos, permite desde el año 2003 sintetizar y evaluar la información sobre los aspectos físicos del cambio climático actual observado en la Península Ibérica.
La red “más importante del país”, realizada de forma voluntaria y “no remunerada”, y en la que han contribuido más de 120 autores, intenta además mejorar la comprensión de los cambios climáticos que afectan y han afectado al territorio español para poder anticipar y conocer mejor los impactos de los futuros cambios en el clima.
Una parte importante del informe son los datos paleoclimáticos, porque conocer el clima del pasado es “una referencia para el cambio climático actual”, ha declarado Blas Valero, otro autor e investigador titular en el Instituto Pirenaico de Ecologia (CSIC).
El trabajo recoge también información desde principios de los ‘90 de la costa atlántica y la cuenca mediterránea, a pesar de la “escasez de medios de estudio de la variabilidad del sistema oceánico global y regional”, ha manifestado García. En aguas superficiales la temperatura ha aumentado entre 0,12 y 0,35ºC por década en el Atlántico. En cuanto al aumento del nivel del mar, la media en la Península Ibérica es de 1,4 milímetros al año y hasta 2 milímetros al año si se toman los datos de la segunda mitad del siglo XX.
Más información, mejor predicción
Ricardo García, presidente de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que ha presidido el acto junto a la secretaria de Estado de Cambio Climático Teresa Ribera, ha anunciado la elaboración de una política de datos “más eficiente” desde la AEMET. “No se concibe una política de datos no dirigida a los usuarios”, ha señalado García.
Esta nueva actuación estratégica permitirá el acceso abierto de la comunidad científica, el fortalecimiento de una política de investigación y el desarrollo como herramienta fundamental para la mejora del conocimiento científico del clima, y la profundización en la generación de escenarios climáticos regionalizados.
Ante los datos “estremecedores” de las proyecciones en España, Teresa Ribera ha manifestado la importancia de “potenciar la investigación y la observación constante del clima para lograr un mayor acierto en las políticas de mitigación y adaptación que deben adoptar las administraciones públicas”. Por ello, las políticas del cambio climático han tomado “como premisa un mejor conocimiento científico”.
Fuente: SINC
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¿Será Caracas un desierto en el futuro cercano? |
Por Alexis Correia
Aunque la temperatura mínima en Venezuela ha aumentado un promedio de 3 grados y las lluvias han disminuido 30% en los últimos 50 años, los especialistas evitan conclusiones apresuradas sobre el calor en la capital. Sin embargo, el cambio climático ya parece incontrovertible
Según los modelos más pesimistas sobre los efectos del cambio climático mundial en Venezuela, en 2060 Caracas será una ciudad más calurosa, pero sobre todo más seca, con una pluviosidad anual menor a 1.200 mm, similar a la que se registra hoy en Maracaibo, Valencia, Coro o Puerto La Cruz. Sin embargo, los especialistas llaman a no alarmarse, o al menos a sopesar con cautela los calorones sufridos en la capital durante el primer trimestre de 2010, morigerados luego de la Semana Santa por la llegada de un contingente de nubes cargadas de agua.
Evaluar la mutación de la temperatura de todo un país de casi 1 millón de kilómetros cuadrados no es como ponerle el termómetro a un niño con calentura. Las mediciones confiables requieren períodos de muchísimos años y varias estaciones científicas regadas por toda la geografía. Ya se pueden sacar conclusiones inapelables: no somos más calurosos, pero sí menos fríos.
En los últimos 50 años, las temperaturas máximas —el valor más alto que registra el termómetro todos los días en todas las regiones— no han aumentado significativamente en Venezuela (alrededor de 1 ºC), pero sí las mínimas: un notable incremento de 3,2 ºC desde 1958, sobre todo en las madrugadas. Como resultado, tendemos a una menor oscilación térmica, es decir, cada vez hay menos variaciones de frío y calor; traducido a la idiosincrasia de Caracas, el “Pacheco” decembrino ha perdido su rigor. Además, el total de lluvias sobre el territorio se ha reducido 30% desde 1950. Estas lluvias, cuando ocurren, tienden a ser más torrenciales, aunque esto último todavía no puede ser afirmado tan certeramente.
Son datos extraídos de la Comunicación Nacional en Cambio Climático de Venezuela (2005), primer estudio multidisciplinario emprendido por el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente para evaluar el posible impacto del presunto calentamiento mundial y cuyo coordinador fue el ingeniero venezolano Juan Carlos Sánchez (miembro del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, organismo galardonado con el Nobel de la Paz en 2007). El informe está disponible en PDF en la dirección: www.minamb.gob.ve.
¿Una Caracas al estilo El libro de los secretos?
Como un añadido a la devaluación del Bolívar Fuerte y la crisis de energía eléctrica (en parte vinculada al cambio climático, como veremos luego), durante el primer trimestre de 2010 en Caracas se vivió una atmósfera similar a la de recientes películas apocalípticas inspiradas en un posible mundo post-calentamiento global como El libro de los secretos, con Denzel Washington, y La carretera, con Viggo Mortensen: temperaturas infernales sobre todo al mediodía (se pronosticó hasta 37 ºC para Semana Santa), incendios forestales y de rellenos sanitarios, grifos de agua muy mezquinos, permanente olor ceniciento y una neblina amarillenta y pastosa.
Sin embargo, el propio ingeniero Juan Carlos Sánchez, consultado por correo electrónico, llama a no confundir el calentamiento global (sólo verificable a largo plazo) con situaciones puntuales en el ombligo político del país: “Los aumentos de temperatura registrados en meses recientes en Caracas su deben al fenómeno coyuntural de El Niño (oscilación climática que afecta a todas las regiones cercanas al Océano Pacífico cada tres a siete años) , que han elevado la temperatura entre 2,0 y 2,5 ºC en Caracas, equiparándola a la temperatura promedio normal de Maracay de estos meses, pero Maracay también ha subido. Esta situación circunstancial concluirá cuando termine el fenómeno en junio”.
Burbuja urbana de calor
“Como decimos en Venezuela, éramos pocos y parió la abuela”, recurre a la metáfora la ingeniera química Eliana Loreto Donoso, profesora del IVIC especializada en cambio climático, para referirse a la desafortunada situación del primer trimestre de 2010 en Caracas.
“En la capital tuvimos una olla de presión tapada. En primer lugar, debemos resaltar que en todos los núcleos urbanos superpoblados tiende a haber una mayor sensación térmica, es decir, una burbuja de calor, debido a muchos factores: contaminación, obstrucción de vientos, deforestación, recalentamiento del asfalto, parque automotor sin mantenimiento. En 2010, además de nuestra usual sequía y de los rayos más perpendiculares del sol en esta época del año, se agregó El Niño y una oscilación particularmente intensa de altas depresiones sobre el Atlántico Norte, que alejó las masas de aire frío de Apure hacia arriba. Hay superficies de vegetación más secas que se queman con una facilidad extrema, con incendios forestales que son mucho más difíciles de controlar de lo que cree la población. Ciertamente, esta confluencia de factores no había sido observada desde que se llevan registros de este tipo en Venezuela, pero no lo podemos atribuir todavía al cambio climático. Debería haber una relación, pero como científicos estamos obligados a no emitir conclusiones apresuradas”, indica Donoso.
Venezuela 2060
Aunque produce petróleo para que otros países envíen a la atmósfera los gases que generan el efecto invernadero, Venezuela no es considerada en sí mismo un gran contaminador: según el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, responde por 0,48% de las emisiones anuales de carbono del planeta (Estados Unidos anda en 24%), así como de una emisión por individuo de 1,3 toneladas de carbono al año, cifras similares a las de otros países en desarrollo. Esto es atribuido, en buena medida, a que produce gran parte de su energía con represas hidroeléctricas como Guri, en vez de plantas “sucias” de gas o carbón. Paradójicamente, Guri y toda la región de Guayana recibe ahora los embates de la disminución de la lluvia en todo el país en los últimos 50 años debido al cambio climático, así como de la deforestación general de la cuenca amazónica.
El ingeniero Juan Carlos Sánchez aclara: “Las tasas de deforestación en Venezuela son en efecto elevadas, en el orden de 2,3 % interanual, y ciertamente los bosques inciden en la formación de nubes mediante la evapotranspiración, que es la transpiración de vapor de agua de la vegetación a través de los estomas, pero este no es el mecanismo principal que ocasiona las lluvias en nuestro país. Nuestras lluvias que se producen principalmente por los desplazamientos de la Zona de Convergencia Intertropical, que es un cinturón de baja presión atmosférica que circunda todo el planeta en la región ecuatorial y tiene movimientos ascendentes y descendentes, y por la llegada de vientos fríos del norte, llamados frentes fríos, que se producen en determinados periodos del año. Además inciden otros fenómenos climáticos locales y globales como la ocurrencia del fenómeno El Niño, que en nuestro caso ocasiona sequías. La incidencia de la deforestación en el cambio climático radica en que se esta suprimiendo la fotosíntesis, que es el principal mecanismo natural que posee el planeta para limpiar su atmosfera de CO2”.
En caso del escenario más pesimista sobre el cambio climático en la Tierra, para 2060 Venezuela podría perder, debido al aumento del nivel de los océanos, zonas costeras en las playas de Margarita, laguna de Tacarigua, Chichiriviche, Morrocoy y Tucacas y del Delta del Tamacuro, con potencial riesgo para la ciudad de Tucupita o el complejo de Jose en el estado Anzoátegui. “Venezuela no será uno de los países en el mundo con mayor incremento de temperatura (en general, entre 1 y 2ºC), pero como ya hoy las temperaturas del país son en general muy elevadas, incluso pequeños incrementos pueden tener efectos severos en funciones biológicas de animales, plantas y humanos, así como en el ciclo de agua. También contribuirán a la aparición de propagación de plagas en los cultivos y de enfermedades epidémicas en la población”, señala el informe del Ministerio de Ambiente.
Las centrales hidroeléctricas como Guri se harían obsoletas, debido al aumento de la población de venezolanos que necesitan cada vez más energía y una reducción de 800 mm anuales de lluvia en Guayana. Crítica escasez de agua y conflictos sociales. Trastornos sicológicos debido a la sensación de inestabilidad. Revalorización drástica de los inmuebles situados en zonas más templadas. Emigración masiva a la zona de la cordillera de la costa. Y mayores catástrofes: “Con respecto a las lluvias torrenciales, solo disponemos de la información de los últimos 22 años y hay una tendencia al incremento en los últimos cuatro años, pero se requieren los datos de un periodo más extenso para poder confirmarlo”, apunta el ingeniero Sánchez.
“La tendencia entonces es que llueve menos a lo largo del año, pero se producen más episodios de lluvias torrenciales, principalmente en las regiones costeras, donde hay cada vez más habitantes en situación de riesgo. Entre 1987 y 2008, en nuestro país se han producido 14 eventos climáticos mayores, entre inundaciones, tormentas, sequías, aludes, deslaves y crecidas de ríos. Ello indica una frecuencia de ocurrencia de uno de estos eventos cada 18 meses, lo cual es bastante elevado. El análisis de los eventos de menor escala, como los desbordamientos de quebradas e inundaciones menores, indicó una frecuencia de 65 eventos por año, y las áreas más castigadas han sido el Área Metropolitana de Caracas, el estado Vargas y el estado Miranda, seguidos de Zulia y Anzoátegui. Estos resultados ponen en evidencia la gran vulnerabilidad de Venezuela ante el cambio climático, pues se espera que con tales cambios los eventos a futuro serán más frecuentes e intensos”, profundiza el integrante del IPCC de la ONU.
Sánchez es partidario de aprovechar los vientos y la exposición solar de Venezuela para crear plantas de energía eólica y solar: “Sería una muy buena política ir pensando en liberar hidrocarburos para la exportación, sustituyéndolos por fuentes renovables que además nos permitan un ambiente local mas limpio y con menores emisiones de gases de invernadero”.
“Venezuela está entre los países que deforestan con más velocidad en el mundo y de los que consumen más carbono por persona en América Latina, y ya es la hora de una gran iniciativa ecológica que necesariamente tiene que partir del músculo del Gobierno”, dice Toti Vollmer, educadora que es una de las coordinadoras de Patrulla Verde, un proyecto para introducir nociones de ecología con lenguaje sencillo y herramientas del cómic en centros educativos (www.patrullaverde.net). “Llevar una vida más ecológica es algo sumamente incómodo, y los europeos no lo hacen porque son héroes, sino que el Gobierno les obliga a cambiar sus hábitos o de lo contrario los multa o les aumenta impuestos. Afortunadamente, en los colegios hemos percibido que los chamos son los que están más alarmados por el cambio climático, mientras que los adultos venezolanos suelen pensar: ‘No, eso no me va a tocar a mí”, denuncia Vollmer.
“Estamos de lleno en el antropoceno, es decir, la era geológica signada por los cambios introducidos por el ser humano en la Tierra. El cambio climático no es algo que vendrá: ya está aquí. El animalito Homo Sapiens, cuando entra a algún ecosistema, siempre lo modifica” advierte la profesora Eliana Loreto Donoso. “Hay muchas conclusiones que no podemos extraer aún, por ejemplo, la manera en que el cambio climático potenciará o moderará los efectos de El Niño, o la relación entre la deforestación de la selva amazónica y el descenso en las lluvias. ¿Está cambiando el clima de Venezuela? La respuesta es sí, pero no sabemos aún cuánto y cómo”, finaliza la profesora del IVIC.
Mientras tanto, el pronóstico para la Caracas de los próximos meses es: 1. No hará tanto calor como en Maracaibo, pero las noches y las Navidades serán menos frías. 2. Lloverá menos, pero con mayor violencia.
Foto: acheemete
http://prodavinci.com/2010/04/13/%C2%BFsera-caracas-un-desierto-en-el-futuro-cercano/
viernes, 2 de abril de 2010
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Tsunami: Académico PUCV detectó olas de 30 metros de altura en misión científica en el sur de Chile |
El profesor Marco Cisternas de la Escuela de Ciencias del Mar analizó 15 localidades entre Tumbes y Tirúa en la VIII Región. El investigador, que contó con el apoyo de investigadores de UNESCO, detectó cambios en la corteza terrestre y variaciones en el arribo del mar a las costas.
No fue una imagen de una película, ni un documental. Olas de más de 30 metros de altura llegaron a la costa de Tirúa en la VIII Región luego del terremoto y posterior tsunami que afectó al país el pasado 27 de febrero, según las mediciones desarrolladas por un grupo de científicos liderados por Marco Cisternas, académico de la Escuela de Ciencias del Mar de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
La misión de reconocimiento, que se efectuó en 15 localidades entre Tumbes y Tirúa entre el 9 y el 19 de marzo pasado, tenía como objetivo medir las alturas del tsunami que azotó a la costa, detectar cambios en la corteza terrestre y recopilar testimonios de los sobrevivientes.
Además del profesor Cisternas participaron los especialistas Giovanna Santillán y Ricardo Norambuena, de UNESCO; Isabel Urrutia, de la Universidad de Concepción; Daniel Melnick y Julius Jara, de la Universidad de Postdam.
Para efectuar las mediciones se revisaron las marcas dejadas por el mar que ingresó a los pueblos, se catastraron las embarcaciones arrastradas por el océano, se analizaron las algas y los restos de plantas que se ubicaron tanto en árboles como en la parte alta de algunos cerros.
En Tirúa, por ejemplo, los especialistas encontraron que la altura de las olas del tsunami superó los 30 metros en la costa y los 20 metros en el pueblo. Durante el terremoto, la tierra de esta localidad se levantó 0,5 metros, cambiando para siempre su condición costera.
En Lebu, en cambio, la ola llegó a los 12 metros de altura y la tierra se levantó 1,8 metros, quedando el puerto inutilizado, pues el nivel del suelo impide navegar en la costa.
Según el profesor Cisternas hay que esperar 100 años para que este puerto vuelva a ser como antes. “Por otro lado, se sintió una gran fuerza y turbulencia en los flujos de las olas del tsunami y a través del testimonio de los sobrevivientes, reconocimos un problema con el tiempo de arribo de las olas del tsunami”, advirtió el investigador.
En efecto, en algunas localidades, el mar llegó a los 20 minutos después del terremoto, mientras que en otros sectores el océano golpeó las costas con cuatro horas de diferencia, a una velocidad cercana a los 800 kilómetros por segundo.
Cambios en la fauna marina
En la punta de Lavapié, la altura de las olas superó los 4,5 metros y el levantamiento de la tierra llegó a los 2,5 metros, mientras que en Tubul, las olas llegaron a los 12 metros de altura y la superficie terrestre se empinó por 1,5 metros sobre lo habitual.
En estas localidades, las piedras de la costa, se transformaron en verdaderos proyectiles que terminaron destrozando los hogares de decenas de chilenos.
“En la Isla Santa María, la ola del tsunami tuvo una altura de 6 metros y el levantamiento de la tierra llegó a los tres metros, provocando una alta mortandad de algas coralinas, lo que representa un verdadero desastre ecológico”, explicó Cisternas.
En Llico, según los investigadores, las ondas del mar superaron los 10 metros de altura y el levantamiento de tierra llegó a los 1,5 metros.
Por otro lado, en Tumbes las olas llegaron a una altura de 12 metros y la superficie terrestre aumentó en 0,5 metros.
El factor educación
Una importante conclusión que arrojó la misión de los académicos, se relaciona con las lecciones dejadas por el tsunami que afectó a la zona aledaña a Valdivia en 1960.
Luego del terremoto de fines de febrero, los habitantes de esta área, no esperaron los llamados de las autoridades, ni la información de los medios para dirigirse a los sectores altos.
“En el área afectada en el anterior tsunami de 1960, no murió nadie. Esto demuestra la importancia de la educación y de actuar sin esperar alarmas, ni noticias de la autoridad. La única alarma que da la naturaleza es el terremoto”, concluyó Cisternas.
Edición: Universia / RR
Fuente: Pontificia Universidad Católica de Valparaíso